I was made for you.

viernes, 6 de abril de 2012

Soy una mariposa, volando por los cielos y aunque soy pequeña y frágil, sé que puedo hacer todo lo que me proponga en esta vida. Por eso, quiero hacer esta historia y contar desdichas de un alma desamparada, un alma joven, cayendo en las tentaciones del sexo, el alcohol y las drogas.

Ella era Michelle, sí, una joven de unos dieciséis años, con toda una vida por delante, una vida que ella ya no quería vivir, una desesperanzada con el corazón hecho trizas, llenando de lágrimas las calles como una lluvia de Abril. Si la mirábamos detenidamente, podíamos diferenciar cicatrices horribles en sus muñecas, su rostro con un maquillaje corrido, sus ojos desgastados y con el peso de unas marcadas ojeras y su cuerpo débil y delgado.  Aquella joven infeliz, con la mirada perdida, llena de fantasías distorsionadas y sueños rotos sin cumplir… ¿ Por qué ella, sufría de esa manera?. Me dijeron que estaba loca, algunos que su novio la abandonó, otros que era drogadicta porque siempre tomaba unas pastillas de éxtasis que quien sabe dónde las conseguía. Pero la verdad, solo yo la se… Su padre, trabajaba todo el día y toda la noche, su madre la abandonó cuando ella era pequeña, con tan solo una hermana menor llamada Rebeca, Michelle debía salir adelante a diario, con una vida llena de problemas típicos de adolescentes debía trabajar, estudiar, mantener su casa y por supuesto a la niña que compartía su apellido.
Pasaba el tiempo y Michelle seguía con su rutina diaria de irse a trabajar, estar con sus amigos, volver a casa y hacer los quehaceres. Ella enfrentaba más y más problemas día a día y su hermana no conocía ni la mitad de ellos, aunque siempre se preguntaba por qué su hermana se desanimaba cada vez más con el tiempo. Aquellos días, su padre se había ausentado más de lo común, hacía días que no se aparecía por la casa, pero a ambas chicas eso no les preocupaba, porque sabían que aquel trabajo era muy esforzado.
A la hora de irse a trabajar, Michelle dejó a su hermana sola en casa, como siempre, pero ésta vez, ella iba a llegar más tarde de lo normal, porque debía quedarse a cerrar el local. Al llegar ahí, Michelle había empezado a pensar en su padre, no lo extrañaba, pero sentía un vacío incontrolable y un sentimiento muy extraño, aunque ese pensamiento no le prohibía seguir trabajando. De pronto Michelle vio que sus amigos habían ido a verla al trabajo, y ahí estaba entre ellos, su mejor amigo Ángel, con el cual tenía una confianza inquebrantable. Sus amigos se acercaron y ella los invitó a su casa para conversar sobre su padre que ya le estaba preocupando cada vez más.
Al llegar a su casa, ellos se encontraron con un terrible desastre que había ocasionado su hermana, una fiesta descomunal pasaba por su mirada y la de sus amigos. Mesas y vasos rotos, música a todo volumen, alcohol, drogas, cigarrillos, sexo y otros caprichos, era lo que se podía distinguir entre la masa de adolescentes entre catorce y diecisiete años, a los cuales Michelle conocía la mitad. Aunque no le importó mucho aquello, ella advirtió a su hermana de que al finalizar ese espantoso escándalo, sería ella quien iba a limpiar, ordenar y organizar todo.
Michelle fue a su habitación y sus amigos le siguieron, el último en llegar cerró la puerta y así establecieron una larga conversación. Poco a poco sus amigos se iban integrando a bailar con los amigos de Rebeca hasta que solo se quedó con Michelle, Ángel. Miradas iban y venían, se escuchaban sus corazones latir, sin que ninguno de ellos dijera siquiera una palabra, hasta que de pronto Ángel rompió el silencio, y preguntó muy directamente: -¿Quieres tener sexo?.
Michelle anonadada, rió con reserva, fue a la cocina y llego una botella de vodka en la mano y un paquete bien cerrado que tenía un dibujo hecho por ella misma. Le dijo en voz baja a su confidente:
- Es éxtasis, volaremos y nos olvidaremos del mundo por un rato.
Ángel le robó el primer beso y así siguieron otros más hasta quedarse sin ropa, los dos envueltos en sábanas, sin experiencia alguna comenzaron lo que sería quererse en una noche, él respiró profundo y ella cerró los ojos muy fuertes para evitar gritar o demostrar dolor, luego apretó al chico y el efecto del éxtasis los atrapó.
Horas después, se hallaron desnudos y abrazados en aquella cama un poco ensangrentada y con olor a vodka mezclado con otro desconocido.  En eso, tocaron la puerta de entrada, Michelle se vistió rápidamente y fue a atender. Al abrir se encontró con la sorpresa,  era la policía. Todos se escondieron, pues, pensaban que era por el bullicio horrible que habían provocado en aquella fiesta que ya parecía de burlesque, pero no, el motiva era su padre, él había fallecido en un choque automovilístico. Michelle y su hermana largaron a llorar en el mismo momento en el que el policía terminó de dar sus condolencias a las jóvenes. Allí estaban todos, en un ambiente nostálgico, revuelto con el aroma de cigarrillo mezclado con vodka que permanecía fuertemente en el aire. Al irse los policías, Michelle perdió el control y sacó a todos esos estúpidos que invadían su casa, esos jóvenes que más bien parecían animales.
Al llegar nuevamente Michelle del trabajo, vio la mitad de  una cuerda colgada, una silla abajo, y a su hermana en el suelo llorando. Rebeca la miró y le dijo: - No estaba intentando suicidarme. Michelle le respondió : - Entonces, ¿qué demonios estabas haciendo?.
– Esperaba hacerme daño.
- ¿Para tapar el dolor de perder a papá?
– Es lo que tu entiendes, cuando pienso en él no se me ocurre nada más que hacer, solo quiero estar con él como nunca en mi maldita vida pude hacerlo.
-Bueno, haciendo esto, no es la mejor manera de sentir algo, no es la mejor manera para estar con papá, no pasará, hay que seguir adelante, podrías haber muerto enserio ¿sabes?.
 - ¿Es estar muerto mucho peor que sentir ese vacío?. No hubo más conversación hasta que tocaron a la puerta y Michelle fue a abrir, eran unas personas extrañas que le dijeron que debían llevarse a Rebeca a un hogar de menores, Michelle lo negó y renegó, insistía llorando y gritando mientras su hermana se alejaba lentamente con aquellos tipos a los cuales desde ese momento Michelle odiaba con toda su vida.
Pasaron varios días, casi una semana, Michelle todas las noches se emborrachaba sin saber que hacer, hasta que llegó a la conclusión de que debía irse de aquella casa, ya que le traía los pésimos recuerdos que la hacían mirarse las venas, tomar el cuchillo y cometer un terrible acto de cobardía. Al tomar aquella decisión, fue a la casa de Ángel, para comunicarle aquella noticia, que en verdad para él sería la peor noticia hasta ahora.
Estando ya con Ángel, Michelle le contó la fechoría que había intentado cometer su hermana, él la escuchaba atentamente, pero no quitaba la vista de sus labios, luego ella le dijo lo que tenía pensado hacer, hasta que se detuvo por un momento y le preguntó: -  ¿Por qué me miras tanto los labios?, él solo le respondió: - ¿Y si te pidiera que te quedaras, lo harías?. Ella empalideció y miró el suelo, luego de un momento le dijo: - Sabes que lo haría. Pero estoy completamente segura de que no me lo pedirías con el corazón.
- ¿Qué te hace pensar eso?.
 – Tú no me quieres retener a la fuerza, sabes que necesito alejarme de todo esto, y si me detienes no seré feliz. Tú quieres que sea feliz.. ¿ Quieres verdad? .
– Si quiero, por eso te dejaré ir.
Luego, él simplemente besó su frente y le dijo: - Te amo “chelle”. Un apodo por el cual solo él la llamaba.
Ella lo miró a los ojos y se fue sin mirar hacia atrás.
Semanas después, ella ya vivía en otra casa,  la cual pagaba en ayuda de dos amigos que ahora convivían con ella, acompañándola en todas sus tragedias y episodios vividos a diario.
Pasaban los días y Michelle ya se olvidaba hasta del nombre de su padre, la tristeza ya no se pasaba por su mente, y si llegaba a recordar algo de su pasado, se distraía con sus nuevos convivientes y olvidaba todo lo anterior al instante.
Un día Viernes, llegando de una fiesta, Michelle y sus compañeros tuvieron su primera discusión, uno de ellos, Ricky, estaba borracho, mientras que Erick estaba un poco más consiente. Todos se gritaban entre sí, hasta que en un momento Ricky comenzó a vomitar sangre. Pasaron unos minutos y no paraba de hacerlo, así que Michelle se encargó de llamar rápidamente a la ambulancia. Al llegar del hospital, Erick estaba tan enojado, que solamente hizo un par de maletas, dejó una carta y se fue. Mientras que Michelle simplemente se encargó de ordenar e irse a dormir.
Al otro día, ella divisó aquella carta en la mesa, la leyó varias veces y se largó a llorar. Al estar más tranquila, fue a ver a Ricky al hospital, pero éste no estaba,  confundida, fue a caminar hasta no dar más y se devolvió a su casa. Al estar acostada en su cama, la cual aún tenía rastros de sangre de la noche anterior. Fue una cosa de minutos y oyó el teléfono, contestó y una voz extraña le dijo:
-Llamamos del hospital comunicándole que Ricky había desaparecido y no había ningún rastro de él.
Michelle colgó el teléfono, cogió su abrigo, un poco de dinero y salió corriendo. Corrió y corrió hasta llegar a un terminal de buses, tomó un bus e inició un viaje con rumbo hacia lo desconocido. Llego a una ciudad en la cual jamás había estado, caminó borracha y drogada, hasta llegar a un café. Se sentó, esperó y se le acercó un joven muy guapo y dulce, que también hablaba inglés. El muchacho se sentó junto a ella e intentó mantener una conversación, para así poder ayudarla. El chico tenía veinte años, y era independiente, sus padres viajaban por todo el mundo y le dejaron un departamento no lejos de ese lugar. De pronto él le preguntó por qué estaba vestida así, drogada  y además algo borracha. Ella resumió lo que le había pasado los últimos meses y le preguntó su nombre. Ofreciéndole su mano le respondió: - Calvin.
Ella le devolvió aquel amable saludo y agregó una sonrisa. Calvin le ofreció quedarse en su departamento que quedaba a un par de cuadras de aquel café. Ella aceptó y lo siguió hasta el lugar.
Al caer la noche, él la llevo a dar un hermoso paseo para que conociera la ciudad, aquella iluminada y maravillosa ciudad llamada Londres. Y así pasó una semana, en la cual todas las noches daban un mismo paseo o salían a bailar.
Michelle ya pensaba que iba a comenzar una vida nueva, que iba a ser feliz, alejada de tragedias, problemas, penas y todas esas cosas que ella no quería recordar. Hasta que una mañana, ella despertó y a su lado ya no estaba él, sino que había una manzana y un papel que decía:

Querida Chelle ”:
Sí, te estoy llamando Chelle, supongo que ya sabes quién soy, estabas tan drogada que no te diste cuenta de quién era en verdad con el que hablabas, tenías sexo, bebías y todo lo que hicimos ésta semana. Bueno, creo que este es el adiós, puedes quedarte el tiempo que necesites en mi ‘lugarcito’, estoy emprendiendo el mismo viaje que tú; con rumbo hacia lo desconocido. Tal vez te preguntarás por qué seguí tus pasos, bueno.. fue porque mis padres me dijeron que siempre siguiera mis sueños. Jamás me olvides.

Hasta siempre
Ángel.

Y eso fue lo último que leyó aquella chica, sí, esa chica de dieciocho años, que ahora estaba en una ciudad desconocida, sola, y con nuevas penas en su corazón. Es por eso que ahora se le ve llorando, sin ganas ni siquiera de vivir.

Mi vida: río de sensaciones, carretera de curvas y resaltos, pero mi vida sin lugar a dudas es una incansable amiga que se va cuando ya nada más te puede pasar. No dejes que el éxtasis te haga amar, o que el speed el corazón te acelere; no permitas que el alma el hielo te congele, ni que la cocaína te mande lejos a volar.

1 comentario:

  1. me encanta tu blog!! te sigo pasate por el mio si quieres. bsss de saray. http://rinconde1loka.blogspot.com.es/

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